martes, 15 de febrero de 2011

Capítulo dieciséis

Los pasos se oían en el pasillo.

Why you left me on the corner?
It's because I cried a river?
Before I was a stranger.
Now I'm a strong woman who
can't forget you.

El suave sonido del piano hacía olvidar el pequeño rumor de las palabras.

And when stars fall,
I feel like if I was.
Every little thing that I can hear
is a story about pain and fear.

Y la muchacha que cantaba en su mente apenas podía aguantar esas lágrimas furtivas.

Goodbye, love.
I will miss you a lot.
Cause I lost my heart and my life.

—Chelsea.

Goodbye my friend
and my liar.

—Es hora de irnos.
Un último acorde se queda en el aire.
—Dame unos minutos.
Las cajas han desaparecido. El papel de las paredes, también. La madre de la chica le deja un poco de tiempo.
Ella pasea la mano por el piano, antes de que se lo arrebaten. Demasiado tarde.
Cierra los ojos, disfrutando el olor que pronto se irá de su vida.
La colección de CD's, antes en un estante, ya no está.
Se da cuenta de que ella ya no está allí. Que no tiene ganas de seguir con la que antes era su vida, y que quiere empezar desde cero todo. No dejar a sus recuerdos pasar a su consciente y que se fueran de su subconsciente. No quería volver a llorar y a pensar en todo lo que le hacía ponerse triste.
—Andrea— llama a su hermana—. Espérame.
Y deja su, ya antigua, habitación. Supone que es para madurar.

El que busca hacerla entrar en razón, llega a tiempo.
Corre hasta el punto de no poder respirar.
Llueve en el exterior y en lo más hondo de su corazón. Está empapado y, como es por su amor, no le importa.
—¡Chelsea!
Lo grita como si quisiera que todo el universo diera un vuelco y la esperara a ella. De hecho, eso es lo que pretende. Que todo el mundo viera que era su reina.
Ella no quiere mirar atrás. Pero él no desiste, volviendo a llamarle. No puede aguantarlo más, y le responde dando una vuelta. Para verle. Y una vez que lo reconoce, no quiere irse.
Corren el uno hacia el otro, como si no desearan otra cosa. Y la verdad es que no. No saben qué decirse.
—No te vayas, no ahora...— pide él.
—Te voy a echar de menos— responde ella, con una triste sonrisa.
—No— contesta el chico, abrazándola como si eso fuera su vida.
—Ojalá hubiéramos tenido más tiempo. No sabes cuánto daría por más.
—Quédate y lo tendrás.
—No daría eso por tenerlo— ella corta la conversación. La muchacha se deshace de él—. Te voy a echar de menos.
Pero, antes de que pudiera avanzar, le besa. No puede resistirse, y cae rendido a sus pies. Ve que su mundo se desmorona sin ella y que se caía delante de él.
Susurran en el oído del otro esas palabras que antes temían...
—Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario