sábado, 18 de junio de 2011

PEDIDOS CANCELADOS

Aviso a America:
No has rellenado bien el formulario, así que hemos cancelado el pedido.

Aviso a Meli:
No has contestado al Mail, así que hemos cancelado el pedido.

Gracias a todos.
Hasta dentro de unos días.

jueves, 10 de marzo de 2011

Like?


Si queréis saber un secreto, lo diré por Twitter si me lo pedís... y por el blog, por supuesto. Y es que... hay novedades para contactar conmigo. ¡Hasta aquí puedo leer!
Un besazo enorme a todos,

Anita

lunes, 28 de febrero de 2011

Capítulo dieciocho

Jake Brown dejó las llaves de su casa en el suelo para ir a desahogarse con su piano. A veces parecía que el instrumento era el único que lo entendía.
No quiso componer. No quiso tocar alguna de sus canciones. No se planteó el improvisar. ¿Estaba pasándole eso a él? Nunca, en su vida, había sentido tal vacío dentro.
Cuando era pequeño golpeaba con los puños las teclas del piano. Ahora no podía... le gustaba demasiado el instrumento como para romperlo.
El móvil, en un bolsillo, intentaba captar la atención de Jake. El tono de los mensajes era la voz de Jennyfer. Así decía: "¿Y te puedes imaginar lo que hay más allá? Fuera de todo, rompiendo fronteras... Los dos juntos. ¿Vale? ¿Quedamos en eso?". Él respondía: "Quedamos en lo que tú quieras". Ella se reía. Jake no podía resistirse a ese sonido... pero debía de ver el mensaje.
"No puedo salir de casa. Io e te 3MSC... Sé que no te gusta mucho, pero yo me siento así cuando estoy contigo. Jen".
Era una señal de socorro. Fue a rescatarla con helado de chocolate y un pequeño regalo que le había comprado hacía poco tiempo. Cogió el coche y en menos de veinte minutos estaba en la puerta de su chica. Fue hacia el jardín, trepando por unas escaleras que llevaban a su casa del árbol. Entonces, le escribió: "Cómo lo sabes. Te dejé una sorpresa en tu escondite por la mañana... ¿tre metri sopra il cielo, dices?"
Se escondió un poco. Unos pasos se oían, estaba subiendo. Sabía que era ella, nunca se había visto forma más dulce de subir escalones... pensaba el cantante.
Encontró el helado. Y el regalo. Se tapó la boca con una mano, empezando a llorar. Era suyo. Sonrió.
—¿Te gusta?— preguntó el joven, saliendo de su escondite.
Ella, limpiándose las lágrimas con una mano, sonrió. Le abrazó, sin querer que se fuera.
—Me gusta— le besó en la mejilla—. Gracias. Eres perfecto.
—Calla.
Acercó la cara de la chica a su pecho, para que pudiera escuchar el latir del corazón que le pertenecía. Ella suspiró. Tarareando una canción, logró tranquilizarla.
—¿Te gusta de verdad?— repitió él.
—Me encanta. Me encantas— añadió ella. Los dos sonrieron.
El concierto de Jason Mraz. Pases VIP. Para su princesa.
—I'm Yours— le recordó Jake.
No pudo resistirse a un beso suyo. Porque, sencillamente, nunca podía. Y ella lo sabía, por eso se aprovechaba. Pero a Jake le parecía que era la tortura más tierna que había experimentado. Y, poco a poco, el vacío de su corazón se iba llenando... aunque aquello era un sueño, y dentro de poco tendría que despertarse... o moriría soñando y sin poder despedirse de tanta gente a la que echaría de menos.

miércoles, 23 de febrero de 2011

miércoles, 16 de febrero de 2011

Capítulo diecisiete

No puedes quedarte dormida. Tonta. No puedes. Eres tonta. Dormida. Eres tan tonta. Te odia. Duérmete.

Fiesta de cumpleaños de Jack

—¡ERES TÚ!
La música había dejado de sonar. Seis personas habían escuchado perfectamente aquella declaración: Meghan, Rachel, Chelsea, Christian, Jack y Jake.
"Mierda". Chelsea se mordió el labio, enrojeciendo. De la vergüenza no podía ni moverse. El chico al que se lo había gritado también estaba allí, de pie.
—Tengo que irme— logró decir.

No es real. Es un sueño, estúpida. Puedes cambiarlo

—¡Chelsea! ¡Mira dónde estás!

Casting del Musical: One moment, one song
Principales:
Jake- Jake Brown
Helen- Victoria Jones
Rex- Lucas Took
Christina- Chelsea Watson
Secundarios...


No. Definitivamente, no. Ella no se había presentado a las audiciones.
—¡¡CHELSEA MARY WATSON!!
Rachel Porter, con su peor cara y su habitual mal humor, se dirigía hacia ella. La pobre elegida, sin saber qué era lo que había hecho para merecerse aquello. La bronca fue impresionante. Rachel acabó la discusión porque sonó la campana para ir a clase. Ella también debía ir a clase.

Cambia eso. No debes volver a recordarlo...

—¿Lo has visto?
—Sí, ¿cómo no verlo?
—¡Está de muerte!
—¡Como un tren!

You are everything and nothing!
When you shine I wish you were mine!
Can you just see me burning?
I'm in fire and you're my water...

Chelsea se sentía como una princesa. Sus compañeros del club de baile bailaban alrededor de ella y estaba cantando. Pero sabía que tenía que actuar, y no quedarse en blanco mirando a su príncipe a los ojos.

You are my worst memory, my enemy
and my sweetest dream...
You can see that I'm crying and I can't sing.
Because you are my lovely love
and my secretly Romeo.

Jake, que sabía qué tenía que hacer, la cogió de las manos y puso una rodilla en el suelo. Le cantó la última parte de la canción mientras ella repetía sus pasos, pero cayendo al suelo... como si muriera de amor.

martes, 15 de febrero de 2011

Capítulo dieciséis

Los pasos se oían en el pasillo.

Why you left me on the corner?
It's because I cried a river?
Before I was a stranger.
Now I'm a strong woman who
can't forget you.

El suave sonido del piano hacía olvidar el pequeño rumor de las palabras.

And when stars fall,
I feel like if I was.
Every little thing that I can hear
is a story about pain and fear.

Y la muchacha que cantaba en su mente apenas podía aguantar esas lágrimas furtivas.

Goodbye, love.
I will miss you a lot.
Cause I lost my heart and my life.

—Chelsea.

Goodbye my friend
and my liar.

—Es hora de irnos.
Un último acorde se queda en el aire.
—Dame unos minutos.
Las cajas han desaparecido. El papel de las paredes, también. La madre de la chica le deja un poco de tiempo.
Ella pasea la mano por el piano, antes de que se lo arrebaten. Demasiado tarde.
Cierra los ojos, disfrutando el olor que pronto se irá de su vida.
La colección de CD's, antes en un estante, ya no está.
Se da cuenta de que ella ya no está allí. Que no tiene ganas de seguir con la que antes era su vida, y que quiere empezar desde cero todo. No dejar a sus recuerdos pasar a su consciente y que se fueran de su subconsciente. No quería volver a llorar y a pensar en todo lo que le hacía ponerse triste.
—Andrea— llama a su hermana—. Espérame.
Y deja su, ya antigua, habitación. Supone que es para madurar.

El que busca hacerla entrar en razón, llega a tiempo.
Corre hasta el punto de no poder respirar.
Llueve en el exterior y en lo más hondo de su corazón. Está empapado y, como es por su amor, no le importa.
—¡Chelsea!
Lo grita como si quisiera que todo el universo diera un vuelco y la esperara a ella. De hecho, eso es lo que pretende. Que todo el mundo viera que era su reina.
Ella no quiere mirar atrás. Pero él no desiste, volviendo a llamarle. No puede aguantarlo más, y le responde dando una vuelta. Para verle. Y una vez que lo reconoce, no quiere irse.
Corren el uno hacia el otro, como si no desearan otra cosa. Y la verdad es que no. No saben qué decirse.
—No te vayas, no ahora...— pide él.
—Te voy a echar de menos— responde ella, con una triste sonrisa.
—No— contesta el chico, abrazándola como si eso fuera su vida.
—Ojalá hubiéramos tenido más tiempo. No sabes cuánto daría por más.
—Quédate y lo tendrás.
—No daría eso por tenerlo— ella corta la conversación. La muchacha se deshace de él—. Te voy a echar de menos.
Pero, antes de que pudiera avanzar, le besa. No puede resistirse, y cae rendido a sus pies. Ve que su mundo se desmorona sin ella y que se caía delante de él.
Susurran en el oído del otro esas palabras que antes temían...
—Te quiero.

lunes, 14 de febrero de 2011